Este collar está hecho con una pieza de nácar tallada a mano. Colgante con forma de águila (de aproximadamente cm de ancho), chapado en oro de 14k, hematita , rondeles facetados de ónix negro y piedra lunar .
longitud 56/58 cm + extensión de 6/7 cm
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Puede haber ligeras diferencias con respecto a las imágenes, ya que las piezas son siempre diferentes.
Alza el vuelo con pureza, protección y guía luminosa.
El nácar , nacido de las profundidades ocultas del océano, encierra el misterio de la transformación: un grano de lucha convertido en belleza radiante.
En la Cábala, simboliza la pureza, la gracia y los tesoros revelados a través de la perseverancia. Con forma de águila, se convierte en guardián de la protección divina y de la fuerza serena.
El ónix negro aporta estabilidad y valentía al alma. El Arizal explicó que la fuerza y la disciplina son los pilares del ascenso espiritual; el ónix encarna esto, protegiéndote de las energías que opacan tu luz.
Te conecta con la tierra para que tu vuelo sea estable y certero.
La piedra lunar , cristal de lo sagrado femenino, despierta ciclos de intuición y luz interior.
Como la luna en el cielo nocturno, nos recuerda, como enseñó el rabino Najman: que incluso en la oscuridad, siempre se pueden encontrar chispas de sabiduría divina.
La madreperla, el ónix y la piedra lunar se combinan en una armonía excepcional: pureza, protección e iluminación. Portar este talismán es una invitación a elevarse como el águila: pura, protegida y guiada por una luz que ninguna sombra puede oscurecer.
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